Existen numerosas aplicaciones del hidrógeno como portador de energía del futuro. Más allá de su uso en soldadura o como combustible para cohetes, actualmente el enfoque principal está en el sector automotriz. Se espera que los motores de combustión de hidrógeno o las pilas de combustible sustituyan a los combustibles fósiles en un futuro cercano. La combustión del hidrógeno no produce gases de escape locales, únicamente vapor de agua. El H₂ es un gas altamente reactivo, por lo que su monitoreo constante mediante un sistema de detección de gases durante todo su ciclo de vida es absolutamente esencial. En trabajos de investigación, bancos de pruebas y durante la producción del gas, pueden producirse fugas en cualquier momento, con el riesgo de causar daños catastróficos en caso de ignición. También es indispensable instalar sistemas de alarma durante el transporte y en las estaciones de recarga, con el fin de proteger tanto a las personas como a los equipos frente a este gas altamente inflamable.